sábado, 9 de diciembre de 2006

pestañeas

nada. eso es lo que pasa cuando pasan las horas; nada.
te escribo aqui porque nadie sabe que existo.
soy el maullido del triste gato pardo de mi corazón, los segundos de un reloj que tictatean mis pulmones ahora dormidos, el golpe con tan mal fortuna fué a darme en el centro de mi cordura.
dramas que escapan de entre mis dientes como caries, silencios tan largos como noches para el preso. nudos y trapecistas, vueltas y saltos mortales. circulando por un estrecho camino ibamos las dos, lluvia y frio, vuelve la melancolia del saberse querido.
esperado.
pero, nada.
siempre me escondí cuando traté de llamar la atención, al revés del mundo yo soy, cuando todo el mundo duerme.
cuando pongo un sobrenombre a lo que sale de mi boca y transformo la forma que tengo de decirte que creo,
que te quiero.
pero es inútil si me quedo esperando que todo este mundo paralelo vaya a hacerme el trabajo, o vaya a presentarse en tu casa con mil rosas en la mano y una boca como un payaso.
pero es inútil si cada vez que lo cierro me vuelvo de hierro y me empeño en contarte algún cuento para niños que sé que no vas a creer pero, por respeto, escuchas y sales disparada a tu quéhacer de eterna sonriente y complaciente con la vida. yo he visto sombras tas el brillo de tus ojos y tu,
pestañeas para no dejarme ver.
y tu,
me revoloteas en el estómago cuando pienso que nadie más podrá quererme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por demostrarme que todo lo que pasa por mi cabeza se puede expresar por escrito.

Pasaba por aquí y no he podido evitar leerlo entero.